Sabemos que tienes muchas preguntas y en MIQ estamos listos para responder todas, desde las más apremiantes hasta las que pueden parecer insignificantes. Aquí tienes un listado de las más comunes, pero si aún tienes dudas, ponte en contacto con nosotros.
Los bebés humanos, al igual que otras especies del reino animal, surgen de la unión de dos células reproductoras. Cada una de ellas lleva en su interior la información genética de cada proveedor o “padre”. Esta mezcla, en combinación con nutrientes y almacenamiento por parte de la hembra homo sapiens, resulta en el desarrollo de un nuevo individuo que contendrá una mezcla azarosa (hasta donde sabemos) de 50% de los genes del proveedor #1 y 50% del proveedor #2. Para conocer más detalles sobre este fascinante proceso, favor de consultar la información de tu Google local (o un libro de Biología). Sólo cerciórate de que la información sea confiable y comprobable.
La luz proveniente del Sol es blanca y esto quiere decir que contiene toda la gama del espectro visible de colores para el ser humano u homo sapiens. La longitud de onda de luz más corta es percibida por esta especie en tonos azules, o más caliente; mientras que la longitud de onda más amplia se percibe como roja o más fría (aunque pueda parecer contraintuitivo para el homo sapiens, se considera “caliente” a una longitud de onda más estrecha y activa, mientras que una más “fría” es más amplia y poco móvil). Así, las moléculas de gas y partículas en el aire de un día claro y sin nubes “rompen” con mayor facilidad las longitudes de onda más estrechas de la luz, lo que provoca que su color azul se “derrame” y ocupe el espectro visible del día.
Asimismo, cuando la rotación de la Tierra provoca que el Sol se vea más cercano al horizonte, la luz tiene que cruzar una atmósfera aún más densa para llegar a los receptáculos fotosensibles del homo sapiens, lo que causa que todavía más luz azul se rompa que durante el cenit. Esto causa que los tonos más rojizos y “resistentes” de esta luz sean los más visibles del espectro.
La atracción gravitacional entre la Tierra y la Luna.
El océano, al estar constituido principalmente de agua en estado líquido, tiene mayor facilidad para deformarse sin perder su cohesión molecular. A esto se llama nivel de viscosidad. El nivel de viscosidad del agua en estado líquido le permite expandirse para reaccionar a la atracción gravitacional de la luna, lo que causa que se eleve causando mareas y olas. En menor medida, el Sol también tiene un efecto sobre los líquidos del planeta.
Las nubes están formadas de vapor (agua en forma de gas) y partículas de cristal de hielo tan pequeñas que alcanzan a flotar en la atmósfera. La luz que una luna llena refleja del Sol cruza estas nubes y sus cristales, los cuales la redirigen en un proceso que en óptica se conoce como refracción. El efecto de un aro de luz, por tanto, es el resultado de la refracción de millones de cristales que flotan y refractan la luz en todas las direcciones posibles, una de estas direcciones coincidiendo con el receptáculo fotosensible, también llamado ojo, del individuo que observa la luna.
No.
El vidrio, como lo conocemos, es de hecho un líquido.
El vidrio, aun el de una copa de vino, es un líquido con un nivel de viscosidad tan, pero tan bajo, que en la escala de tiempo del homo sapiens (y de prácticamente todo el sistema solar) podría considerarse un sólido. Si uno grabara una copa de vidrio durante miles de millones de años y reprodujera el resultado en un timelapse milenario, vería cómo la copa se va “derritiendo”, aún en bajas temperaturas.
En realidad, toda la materia de la Tierra, aún las rocas, tienen algún nivel de viscosidad, como si fueran líquidos. Esto es porque la diferencia entre sólido, líquido, gas y plasma no es más que categorías creadas por el homo sapiens para que la interpretación de su entorno tenga un sentido más pragmático.